Algunas mujeres consultan a profesionales especialistas en sexología porque no logran obtener el orgasmo durante la penetración vaginal. Manifiestan sentirse frustradas y avergonzadas por no poder gozar de la manera que consideran “normal” o “tradicional”, aunque puedan hacerlo mediante la estimulación directa del clítoris.
Hay quienes piensan que este malestar no es otra cosa que el resabio de las antiguas ideas freudianas acerca del orgasmo femenino: el producido por estimulación del clítoris era propio de las mujeres sexualmente “infantiles”, mientras que el obtenido por penetración vaginal era, previsiblemente, el más saludable y maduro.
De hecho, hubo sexólogos que llegaron a describir la “anorgasmia en coito” o “disfunción anorgásmica coital” como un síndrome. Tanto que el psicoterapeuta estadounidense Edward Eichel desarrolló la técnica C.A.T. -“Coital Alignment Technique” o “Técnica de alineación coital”-, muy publicitada en los años 90, para dar una solución a este “problema”.
Afortunadamente, en la actualidad prevalece otra corriente, impulsada en sus orígenes sobre todo por mujeres -con Shere Hite y su controvertido informe a la cabeza, allá por los 70- que afirma que obtener el orgasmo por vías de estimulación diferentes a la coital, aplicadas por la misma mujer o por su compañero/a sexual, no es señal de patología.
Recordemos que justamente la conclusión más novedosa y revolucionaria que arrojó el Informe Hite fue que el 70% de las más de 3.000 mujeres encuestadas no tenían orgasmos durante el coito. Sin embargo, la gran mayoría eran perfectamente capaces de experimentarlos por sí mismas, durante la masturbación.
Por lo tanto, no se deben impartir tratamientos sexológicos en estos casos, ya que entonces el mismo profesional estaría produciendo una enfermedad donde no la hay. Una intervención que recibe el nombre de “iatrogenia”.
La feminista y educadora sexual estadounidense Betty Dodson, quien llegó a ser considerada la gurú de la masturbación femenina, sostuvo que “venga de un amante, una bañera, un osito de peluche, un dedo, una lengua o un vibrador, un orgasmo es un orgasmo”.